CRONICA DE LA VUELTA PUENTE-MAÑERU-CIRAUQUI-ANDION-MENDIGORRIA-PUENTE.
Salimos de las huertas de mendi y cada uno prepara su estrategia, “Turbo-anchoas”, decide quitar los kilos de barro que lastran su bici, aligerándola notablemente para la llegada. “El chico de los Goñis” lo hizo nada mas salir del camino embarrado, no quiere sensaciones extrañas y en todo momento necesita tener una sincronía con su máquina.
En el pequeño trozo de carretera que une los dos caminos “El chico de los Goñis” se adelanta, “Turbo-anchoas” acelera, no sabe cual va ha ser la estrategia de su oponente, pero no quiere sorpresas. Todos agrupados, ya en Campollano, comenzamos la andadura de los últimos Km. “Turbo-anchoas”, se planta en medio del camino con su gigantesca máquina, “El chico de los Goñis”, un paso por detrás, observa, y los demás un poco mas alejados, esperamos, hoy toca mirar. No sabemos si es una maniobra para no dejarse sorprender o una demostración de superioridad. Viendo la salida de Campollano cerca, “El flautista” acelera considerablemente, pero “Turbo-anchoas”, raudo, sale tras el, neutralizándolo al momento, segundos después “El profe” exprime su máquina y con relativa facilidad se aleja, “El chico de los Goñis” arranca después, y tras el “Turbo-anchoas”, pero no puede ser, su oponente, hoy, está más fuerte (luego nos comentó que la articulación que hace juego entre la parte inferior y superior de la pierna le había estado molestando toda la mañana, hay que reconocer, que esta lesión hace desigual el combate).
“El chico de los Goñis” continua con su progresar, pero “El profe” es mucho” Profe” y llega segundo, aunque el objetivo principal queda cumplido.
Sé que por diferentes motivos ambos componentes de esta contienda, estarán en desacuerdo, pero este pobre redactor, solo pude narrar lo que sus pobres ojos le dictan.
Con el sonido de las ultimas gotas, caídas durante la noche, aparecen los ciclistas citados y alguno que no lo esta, pero que como siempre es bienvenido “el veterano corredor”, “Mecánico de guardia”, ”Turbo-anchoas”, ”cañerías”, ”El chico de los Goñis”, ”El que suscribe”, y mas adelante se nos unirán ”El profe”, y “El flautista”
Solventado el primer pinchazo de la mañana, comenzamos nuestra andadura, como tantas veces, por el Puente milenario, que tantas historias ha soportado. Nada mas comenzar el ascenso de Mañeru se forman dos grupos, tres a tres, los que más hablan atrás y los que más andan delante. Parada obligada en el alto, quitamos ropa, decidimos ruta y miramos rápidamente, los tonos olvidados que la lluvia ha traído de nuestro recuerdo. Decidimos observar la curiosa fauna de peregrinos que puebla el camino, y a él nos dirigimos mezclándonos con ellos entre Mañeru y Cirauqui, aquí dejamos esta autopista de personas y dando un brusco giro nos lanzamos por una divertida cuesta (que en dirección contraria no lo es tanto). La bajada se convierte en subida, que suavemente nos posa en el camino del canal, (cambiamos de vertiente, pero los colore son iguales, la tierra, por fin, borracha de agua, muestra sus excesos por doquier), paralelo a él, mansamente proseguimos nuestro rodar y hablar, sin dejar de mirar.
De repente se acaban las conversaciones, las miradas y el llano, una brusca pendiente, hace que empleemos todas nuestras fuerzas en ella. Luego se suaviza y a buen ritmo llegamos arriba, segundos mas tarde llega “Mecánico de guardia” con los dos componentes que completaran el grupo. Con alegria nos lazamos por la pendiente, deteniendo nuestra andadura para ver que tienen de almuerzo dos perros, que junto a un corral entretienen su dentadura, es cabrito, pero este poco hecho para nuestro gusto, a si que, amablemente, declinamos la invitación que no nos han hecho y seguimos, para parar poco después y comer lo que buenamente cada uno porta en sus mochilas, terminado el mini almuerzo y en un arranque de inspiración, va, y creamos un dolmen, si así como lo oís, dejamos un testigo para la historia con piedras, que no se calcular pero que fácilmente pesarían varias toneladas ( pero ya sabéis, bien almorzados), sé que no os lo creéis, así, que intentaremos poneos una foto.
Bueno prosigo, un poco mas adelante, junto al camino vemos unos cuatro buitres con pinta de perdidos, “El mecánico”, se acerca a ellos, para intentar ayudarlos, pero sin dejarle acercar los muy maleducados se van sin ni siquiera decir adiós.
La pista por la que nos deslizamos nos mantiene a salvó de los efectos secundarios de la lluvia, en un momento aparece por nuestra izquierda un suculento camino, que no conozco, pregunto por la posibilidad de transitarlo y me comentan que puede ser, craso error, nada mas entrar, se nos abraza el barro, como un amigo que hace siglos que no ves, haciendo desaparecer las ruedas y sin saber si son redondas o cuadradas, por que no ruedan, se deslizan, convirtiendo el ciclismo en otro deporte, que cuando pille un rato ya le pondremos nombre. Menos mal que casi todo es bajada y apenas tenemos que apearnos, sin demasiados incidentes llegamos, de nuevo, a la pista, donde con objetos diversos, nos desprendemos de este pegajoso amigo.
Luego, ya, por pista seca, nos dirigimos a Andion, ruinas que dejamos arriba, para tomar la carretera que nos dirige al puente y de ahí a Mendi. El transito por la zona de huertas de Mendigorria, es, como lo diría yo, húmedo. Añadido a que aquí las balsas en su mayor parte son piscinas, cuando no lo son y recordando su infancia de niño travieso, “El mecánico de guardia”, pasa una y otra vez en dirección contraria, por medio de los charcos, mojando las pocas partes que aun nos quedaban secas.
Bueno y lo que falta ahora, lo tenéis al principio, solo falta agradecer al “Chico de los Goñis”, que para que nuestras bicis llegasen limpias o casi , nos cedió su larga manguera.
Perdonar por la tardanza en la elaboración de la crónica, perooo he estado ausente.
Atentamente El que suscribe.
