domingo, 30 de septiembre de 2012

Quebrantahuesos Sabiñanigo 23 sep 2012 60Km


Antes de enfrascarme en la crónica, quisiera empezar por lo que habitualmente se termina, los agradecimientos.

En primer lugar el agradecimiento más sentido, para nuestras respectivas parejas. La de Mecánico de guardia e hija, la de Ventolines e hija y la de Panadero. Que se tiraron las horas muertas de espera al sol sin otro que hacer que vernos llegar. Ni los girys en la estafeta para ver el encierro.

 En segundo lugar, agradecimiento muy especial y saludo más que cordial para el agente comercial de Chain Reaction que se volcó con los problemas que teníamos una Biker Valenciana con su freno delantero bloqueado. Y un servidor con su cadena dando saltos cada vez que le daba potencia a la pedalada. Por suerte nos hospedábamos en el mismo hotel que el equipo Chain y la verdad es que se portaron chapó.

En tercer lugar, fortísimo abrazo y un grandisimo saludo para Javi, el amigo maño con el que compartí la subida después de haber reparado mi cadena. El ritmo fue buenísimo y la compañía muy grata. Me sentí como en un domingo cualquiera saliendo con los compañeros de fatigas, muy pero que muy agusto.

Por último y como se suele decir no menos importante. A la organización de la prueba, fue un despliegue de voluntarios y material. A cruz roja, los patrocinadores, los colaboradores, al Gobierno de Aragón, La diputación de Huesca y al Ayuntamiento de Sabiñánigo. Espero no haberme dejado a nadie, si es así, lo siento y muchas gracias.

Se me olvidaba, también a los compañeros que me echaron un cable cuando se me bloquearon los cuádriceps en aquella bajada eterna. Me salvaron la vida, de no ser por ellos no acabo, mil gracias.

La mañana despierta estupenda, un clima muy bueno y una temperatura ideal para montar en bici. Sabiñánigo amanece repleto de velocípedos  aunque sus habitantes están más que acostumbrados,  por esto lares la cultura de la bici es algo fuera de lo normal.  Sobre las ocho y media acudimos al stand de Chain Reaction para que uno de sus mecánicos me revise la bici. Recientemente he cambiado la cadena y al darle potencia saltan algunos piñones. Malísimas noticias me da el ciudadano de la Gran Bretaña en Ingles, claro que luego me traduce el compañero “la cadena esta perfecta de tensión pero los platos están dañado y puede ser eso lo que origine el tirón”. Resignado sigo calentando dando vueltas por el pueblo con el amigo Ventolines esperando la ansiada salida. Nos vamos apilado todos como podemos, los del campeonato de España primeros, los amaters detrás a la espera de ver como los profesionales alzan el vuelo. Suena el silbato y se levanta una polvareda como si fuera una estampida de búfalos. Los profesionales salen a fuego desde el minuto uno, estos sí que no hacen prisioneros. A los dos o tres escasos minutos nos dan la salida a los pobres mortales que todavía estamos flipando con la salida profesional. El presentador del evento lo comenta “estos se lo toman con más tranquilidad”  Como para no, sesenta kilómetros por delante y unas cuantas cuestas  que no son tontería.  Y a los pocos metros de empezar  va la primera, aquí se hace la criba más temprana y se aprecia que hay muchos de los participantes que no acabaran la gesta. Seguida a la tachuelilla una bajada prominente y entramos de nuevo en el pueblo. Un paseo triunfal antes de acabar, que ahora tenemos mejor aspecto y anima unos cuantos aplausos para poner ritmo a la pedalada. Salimos de Sabiñánigo dirección Yebra de  Basa por un largo tramo de carretera, como a un kilometro del pueblo empezamos a pisar camino. Yebra es precioso, el típico pueblo oscense de casonas de piedra con un encanto especial. Sus habitantes salen a recibirnos con vitores y aplausos que nos alegran el alma y la pedalada. Falta nos va ha hacer porque en apenas  dos kilómetros comienza ¡ LA SUBIDA¡ Comenzamos a subir agrupándonos según es el ritmo de pedalada. Más de uno va regulando conocedor de que la cuesta es larga. A los cinco kilómetros de comenzar la subida mi cadena se dobla y se abre. Como no podía utilizar el plato mediano jugaba con el pequeño y los piñones  y de tanto forzar, la cadena ha dicho basta. Me armo de paciencia y la multi herramienta  no sin antes haber liberado unos cuantos improperios. Suelto el eslabón, ensamblo la cadena y ahora me permite llevar el plato mediano con los piñones más altos, no es para tirar cohetes pero mi ritmo puede aumentar.  En cuanto subo en la bici un amable biker se interesa por mi estado, le digo que está todo bien dentro de lo que cabe. Prosigo el ascenso entablando una cordial conversación con él y mientras más nos enfrascamos en la conversación más aumentamos el ritmo y más agusto vamos. Marchamos pasando corredores entre las presentaciones y las anécdotas de los grupos que respectivamente integramos en nuestras localidades. Las cuestas se suceden como las escaleras del Corte Ingles, no se acaba en la que vas cuando ya ves la que sube. Al llegar a una portalada Javi, que es como se llama mi nuevo compañero, me dice que me adelante que está el fotógrafo preparado para sacarnos la foto. Luego espero a que me alcance y me relata cómo va a ser el final de la subida. Javi es de por aquí y ha podido andar por estos  terrenos antes que nadie. Llegamos al avituallamiento y mi camarada decide quedarse a esperar a sus amigos. Yo repongo líquido, un poco de fruta y a continuar con la subida que ya queda poco. Después de la despedida con mi nuevo amigo prosigo sólo con la aventura. Al amigo Ventolines lo he dejado hace algún kilometro, él como buen diesel pone su ritmo y tira millas. Y con Mecánico de guardia he coincidido en la subida, pero iba regulando sabiendo lo que todavía quedaba. Llegando a la cima de la peña Oturia enlazo con cinco corredores y pasamos juntos el tramo llano pero rompe ritmo que enlaza el final de la subida con el descenso. Este tramo está lleno de baches, piedras sueltas, hondones de charcos… en fin una delicia. Uno de los componentes del grupo comenta en voz alta “!como para llevar coca cola por aquí¡”

Llegamos al descenso por fin,  lo mejor que tiene andar en bici, moverse sin dar pedales. Y una mier…. Al principio bien, pero luego la bajada se hace agónica y exhausta. Para que os hagáis una idea la altitud que hemos subido en unos quince kilómetros la bajamos en unos siete. Os podéis imaginar las pendientes y no creáis que son pistas de grava, más bien caminos forestales y trialeras llenas de piedras sueltas, tocones de pino, raíces… el terreno mountain bike ideal para un campeonato.  Los corredores van con mucho cuidado, la pendiente es pronunciada y el piso no es muy bueno. Voy pasando a prudentes corredores sin darme cuenta de que mis cuádriceps se están sobre cargando debido a la tensión del descenso y a la dureza de la subida. En una de las sendas, bajando una cuesta de vértigo, encuentro un corredor con su máquina averiada, un reventón. Se echa hacia un lado y paso como puedo. En pocos metros llega una curva de 180º en la que al frenar el cuádriceps derecho me da un calambrazo terrible. El dolor es fortísimo no puedo doblar la pierna, el compañero que acabo de pasar llega a mi altura y me socorre soltando mi pie del pedal. En unos segundos  llegan otros dos compañeros. Uno de ellos me dice que me tire al suelo  y me ayuda a doblar la pierna, pero ahora tengo las dos piernas bloqueadas. Después de un rato en el suelo mis improvisados fisios me incorporan justo cuando llega el médico con una moto de trial. El matasanos (de forma cariñosa) me dice que contra los calambres lo mejor es beber mucho agua, más abajo hay una ambulancia si me encuentro ma,l que pare.  Me bebo todo lo que me quedaba en el Camel y sigo con la carrera. El descenso se ha terminado ahora nos toca unos tramos de trialeras con subidas y bajadas, riscos, barrancos…. más alegría para las piernas. Se vuelve a formar un pequeño grupo esta vez de peregrinos, ya que nadie tiene fuerzas para subirse en la bici y dar media pedalada. Solo cuando pillamos una cuesta abajo nos vamos montando  y tirándonos de uno en uno como si saltáramos de un avión en paracaídas. Por fin llega unas cuantas bajadas enlazadas y en una de ellas una voluntaria comenta seguramente por enésima vez “cuidado con la bajada y en cinco minutos estáis en la carretera”. Fuero algo más de cinco minutos y mas que una carretera era una pista de grava, pero después de lo pasado no nos vamos a poner tiquis. Esta pista no lleva a una preciosidad de pueblo llamado Oliván. Solo viendo sus calles empedradas y sus típicas casas dan ganas de comprarse una de ellas, se respira paz, parece que no existe el resto del mundo.  Dejamos al ilustre Labordeta con su mochila y seguimos adelante por otro trecho similar a los anteriores, hoy vamos a desgastar mas bota que rueda.
Sedientos, hambrientos y exhaustos llegamos a Oros Bajo donde encontramos un oasis en forma de avituallamiento. Nos amontonamos unos cincuenta corredores devorando fruta, orejones, dátiles, geles y frutos secos regados con bebida isotónica, agua y coca cola. Entre comentarios varios sobre la dureza de la prueba muchos se están planteando abandonar.  Repongo líquidos, relleno el Camel y sido adelante, pero ahora  sólo. Parece que la idea de plantarse está cuajando entre algún corredor. Enlazo tramos de asfalto y caminos de grava que son falsos llanos y, de postre,  el viento me acaricia la cara con intensidad recordándome que está ahí. El gel y los líquidos repuestos en el pasado avituallamiento cumplen su función y me aportar el último suspiro de energía para poder llegar con un mínimo de dignidad a la meta. Alcanzo a corredores que a duras penas se mantiene encima de la bici y que a fuerza de coraje completan los metros que resta para el final. Es algo admirable el tesón con el que estos corredores siguen subidos en sus monturas, dando una pedalada tras otra solo por el mero hecho de acabar la prueba y tener esa única satisfacción. Las fuerzas están al límite llego a un tramo asfaltado y vislumbro el cartel de tres kilómetros a meta.Mi subconsciente sugiere que esto ya tiene que ser fácil, solo tres kilómetros y asfalto, esto está chupado. Pero la organización se guarda un as en la manga en forma de rio que hay que remontar. Y así es amigos, bajo una pequeña cuesta que me lleva al cauce de un rio y las dichosas flechitas azules indican que hay que remontar unos setecientos metros. Si esta gente hubiese encontrado las puertas del infierno, seguro que nos hace bajar. Una vez terminada la peripecia del remonte de barrancos, enlazamos con el recorrido del campeonato. Los corredores que me alcanzan van también bastante perjudicados. Con el segundo intento cogerle un poco de rueda, ya hemos visto el cartel de último kilometro y hay que echar el resto. Subimos un repecho bastante pico pero corto, aunque ya es lo de menos después de todo quedan pocos metros para nuestra gloria particular. Enfilamos la recta final, el tramo vallado, las gradas, el calor de la gente animando y haciendo sonar los cencerros y lo mejor de la carrera, nuestros familiares con su cara de alegría al vernos terminar la gesta.

Ha sido la carrera más dura que he corrido, más dura incluso que la de Lerín que acabamos de barro hasta las cejas. Pero el año que viene volveré, espero que más preparado, este año ya he escarmentado.

viernes, 14 de septiembre de 2012


CRONICA DE LA VUELTA PUENTE-MAÑERU-LERATE-CIRAUQUI-MENDIGORRIA-PUENTE

De puntos diversos, van apareciendo ciclistas hasta alcanzar el número de doce. La mañana esta fresca, el verano va tocando  a su fin y el calor matutino se convierte en agradable frescor. Agrupados junto a nuestro querido puente, hacemos recuento de fuerzas, “El veterano corredor”, “El profe”,”Facultades”,”instantáneas”,”El mecanico de guardia”,” Turbo-anchoas” ,”El que baja prudentemente”,”cañerías”,”El reincidente” “EL volcán de Larraga” “El sobrinísimo”  y como no “El que suscribe”.

En tropel cruzamos el puente, caballos modernos que pisan por donde antaño lo hicieran los de verdad. Pronto “El volcán de Larraga” se pone en cabeza, y en esa posición llegara al alto de Mañeru,  hace un mes que no toca la bici y anda mas que yo( este no ha sido un buen comentario, por que hasta los que vienen nuevos andan mas que yo, ¡Si no hablases tanto¡ que dirá “EL mecánico de guardia”).En el alto nos reagrupamos y continuamos dando por sentado que la vista que desde esta posición tenemos es la de siempre , sin percatarnos que cada estación añade sus colores en suaves  pinceladas.

Hoy nuestro amigo, el  innovador (aquí tienes otro alias, para unir a tu colección), ha decidido sustituir el trino de los pájaros que siempre nos acompaña, por un pequeño altavoz, que con músicas variadas nos ameniza la mañana.

Rozamos por un lado Mañeru, y casi sin enterarnos, un brusco giro nos aleja del pueblo. Un pequeño túnel, bajo la autopista nos deja en el comienzo de la ascensión a las palomeras( es una gran subida, pero nos llevamos bien).El pelotón se estira, dejando a cada uno y sus posibilidades, en distintas posiciones ,yo, como no, soy el ultimo(no subo nada), y aprovecho esta circunstancia, para recrearme en el paisaje, la verdad es que con la música( ahora suena mi amigo Sabina) , es como ver una proyección, las diapositivas se van sucediendo al ritmo de melodías diversas, la diapositiva que ahora tenemos en pantalla, es, Valdizarbe. Una ligera bruma cubre todo el valle, detengo mi andadura, queriendo empaparme, lo más, de los pequeños detalles, pero solo queda una grata impresión, que se graba directamente en el alma.

En las palomeras nos reagrupamos y proseguimos nuestra marcha, por viejos caminos hasta llegar a las palomeras de Guirguillano, mientras, por el camino ha seguido la proyección, Fredy y Monserrat cantaban ante el pequeño valle, que callado, nos trae desde Mañeru, Las chicas de Sabina nos amenizan, mientras nos adentramos en el bosque, y una vieja melodía acompaña la vista, que desde el alto, tenemos de Cirauqui. En el alto de Guirguillano,( y al igual que en” la canción del pirata” de Espronceda), tenemos , a un lado  el valle que naciendo en el alto se esparrama hacia abajo arrollando a su paso Echarren, al otro, el pantano, con su mermado espejo y rodeado de pueblicos que beben en el, y enfrente, La trinidad, que majestuosa y altiva oculta sus encantos entre  bosques de hayas(buenooooooo).

Subía” El mecánico de guardia”, concentrado en su pedalear, cuando un movimiento brusco en unas matas próximas, le hizo predisponerse a la salida de algún animal, pero en su lugar aparecióoooooooooooooooo, “Cañeras”, sé que estaréis pensando en otro, pues no, los alumnos  van saliendo como las setas.

En un rápido descenso, por caminos romanos, nos encontramos bebiendo en las aguas del pantano (esto es una metáfora, ya sé que lo sabíais, pero por si acaso, yo lo aclaro).Entramos por la parte de abajo, en el campin, y siguiendo una rutina damos una vuelta por él, como ya he dicho es algo que inocentemente hacíamos siempre, pero parece que esta vez no ha sentado bien, siendo vistos por las cámaras, el vigilante sale a nuestro encuentro, y nos recrimina

-¿Esta todo de vuestro agrado?

-A lo que uno de nuestros amigos, rápido y veloz contesta-En la cuenta del almuerzo te pondremos los comentarios. Luego uno de nuestros amigos, se acerca a recepción interesándose por algún alojamiento para su familia, y la actitud del empleado cambia por completo (luego decís que mis crónicas son largas, pero queréis  que lo cuente todo, ya me diréis como lo hago sin palabras).Bueno prosigamos, “El que baja prudentemente” y “El mecánico de guardia” están hambrientos de Km, así que continúan(llegaran mas o menos a la misma hora que nosotros a casa, haciendo cuarenta Km mas, con esto os digo lo que duro el almuerzo).Nosotros hambrientos de otra cosa, nos dirigimos al bar, juntamos mesas y nos dirigimos a la barra, donde una curiosa morena, con unos tatuajes aun mas morenos y una reluciente sonrisa, nos recibe, es la nota exótica de  este lugar y una vieja conocida( aunque no es ni vieja ni conocida).Estamos agusto ,y el tiempo pasa, con ademanes lentos remprendemos la andada, no si antes detenernos ante una curiosa bici para cuatro personas( lo de bici es una manera de definir lo, rápido). Bueno y ahora,  y antes de acabar todas las palabras (como me dice “Panadero”, cronista oficial) vamos a dar al avance rápido. Por carretera y pasando por Irrurre llegamos al alto de Arradia antiguamente de 26oo y pico metros hoy solo de 600 y el pico, desde aquí nos lanzamos, para mas o menos al Km dejar la carretera y adentrarnos por un endiablado camino,( que si en subida es malo, para bajar no es mejor), por la grava suelta, que lo hace inestable, bueno para todos menos para tres de nuestros amigos que deciden innovar encontrando nuevas rutas, con lo que eso conlleva. Reagrupados de nuevo proseguimos tomando dirección a Mendigorria ,”El volcán de Larraga” nos abandona para él se hace tarde y en Mendigorria misteriosamente desaparece ”Instantáneas”. A Campo llano llegamos por puntos diversos agrupándonos a su entrada, no sin antes perder a otro componente del grupo, ”Veterano corredor” se adentra en Nequeas por un atajoooo que le acerca a casa

En Campo llano, se acelera el ritmo, para acabar en un bonito final, con desenlace previsto, en el que tío y sobrino en una sucesión de relevos se alejan para hacer su llegada particular,( lo de sucesión de relevos, queda bonito, pero lo vamos a matizar, por que “El profe” dice que 8 relevos daba el sobrino y uno el tío).

Ya en la sociedad ante líquidos variados comentamos estas andanzas, iba a poner y otras pero creo que no me dejo nada. Mención especial para “El reincidente”, por que ya, salvo un poco en las bajadas, no hay diferencia con los que llevamos mas tiempo en la bici.

Bueno y tras otra larguísima crónica(que conste que cuando la he empezado creía que en dos líneas terminada) me despido.

                        Un abrazo para todos “El que suscribe”

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Urbasa 2012

Madrugón mayor de lo habitual, a las siete  quedamos en la bajera de Pablo. Poco a poco vamos llegando todos y metiendo las bicis en la furgo.  Ventolines, Facultades, Sobrinisimo, Reincidente, Hereje,  P. El bueno, Mecánico de Guardia, El de la pluma, Veterano corredor,Cañerias,  El chico de los Goñi  y Panadero. La mañana está fresca y representa la bajada de temperaturas de los últimos días. Repartidos entre la furgo de Pablo y los coches de El de la pluma, Mecánico de Guardia y facultades, nos dirigimos hacia tierra Estella. Arriba del puerto de Lizarraga está nuestro destino, una antigua cantera de donde hoy comenzaremos nuestra ruta. Bajamos las bicis y más de uno se está empezando a arrepentir de haber venido. La temperatura es de unos 8º pero el viento norte que sopla la baja por lo menos hasta los 4º, lo denominado sensación térmica. Nos ponemos toda la ropa posible y comenzamos la pedalada que eso si que nos va a meter el calor al cuerpo. Como de costumbre, por grupos,  comenzamos la ruta buscando las zonas de sol que dan ese calor extra que tanto necesitamos.  Nos vamos adentrando en el hayedo y el sol ya solo lo imaginamos, pero por lo menos ya hemos entrado en calor. Después de unas cuantas subidas llegamos a un claro en el que nos asomamos a una cornisa para ver las vistas, valga la redundancia, y comienzan las típicas discusiones.  Que si eso es Etxarri, no es Lakunza, no eso es Arbizu, que no que es Bakauikua. Al final todos tienen razón, para ellos. Que más que pueblo sea cual, las vistas son una pasada.  Comenzados una ligera bajada bastante fácil ya que el  camino es de todo uno, pero con el aire dándonos de costado y bastante fuerte, lo que la hace un poco más interesante.  Más adelante nos metemos en la arboleda y el viento ya es solo un susurro que se oye en las copas de los árboles. Continuamos disfrutando de las vista y de la compañía y sin darnos cuenta llegamos a un claro donde nos encontramos una bifurcación. Paramos todos para esperar al gran oráculo, Veterano, que es el que lleva la ruta en el GPS y con El de la Pluma,  ha hecho ya la ruta. “Todo recto”  dicen si detener la marcha y todos reanudamos la marcha detrás de ellos.  Volvemos a entrar en el hayedo y a seguir disfrutando de las vistas y su luz. Después de unas cuantas subidas llegamos a una bajada marcada como especial. La verdad que lo es y la disfrutamos a tope, unos más que otros. Tanto que los que íbamos primeros no desorientamos durante unos instantes. Pero enseguida nos reagrupamos todos de nuevo. Cosa que dura poco ya que en la siguiente subida nos volvemos a dividir. Esta es un poco más dura que las anteriores y como no,  pasa factura.  Después de una ligera bajada, Sobrinísimo y servidor llegamos al refugio de Bardoitza, que nos recibe con el fuego hecho para almorzar. Más quisiéramos, el fuego es de unos senderistas que estaban disfrutando de sus buenas viandas. A nosotros nos esperan nuestras barritas y frutos secos, quizás estas viandas no sean tan apetitosas como las de ellos, pero nuestro salva pantallas es mucho mejor, hemos llegado al Balcón de Pilatos. Buscamos cobijo del aire entre unos arbustos y con las vistas del nacedero  del Urederra y Montejurra al frente disfrutamos de nuestro almuerzo.  Terminada la comilona retomamos la ruta con muchísima pereza, el aire se clava en la cara y tira de la bici hacia atrás. Además esta vez no tenemos el resguardo de los arboles, vamos bastante desprotegidos y buscando las ruedas y los relevos para no sufrir tanto.  Llegamos hasta un corral donde aparentemente no hay salida, pero una vez más el GPS nos indica el camino. Bueno camino camino no es, al principio ni si quiera hay senda. Luego se va formando casi hasta ser un camino. Lo que tienen estas vías es que el riesgo de pinchazos es mayor y hoy el premio le ha tocado a Facultades. Después de una reparación un tanto cómica, seguimos la marcha con una serie de subidas algo más duras que las anteriores. Ya de camino a los coches empezamos a cruzarnos con gente que ha elegido también la ruta para dar un paseo.  Cogemos los coches y vuelta para el pueblo que la cerveza espera fría en la sociedad para comentar la marcha.

sábado, 1 de septiembre de 2012


CRONICA DE LA VUELTA PUENTE-SIERRA DE ALAIZ-GUERENDIAIN-PUENTE

No es el día habitual para salidas pero las circunstancias hacen que improvisadamente  se programe esta.
A las ocho, como es de recibo, quedamos en el Puente, “Turbo-anchoas”, “cañerías” y “El que suscribe”, en Obanos se nos une “El veterano corredor” y en Olcoz “El mecánico de guardia”.
Salimos de Puente tranquilos, desandando el camino que tantos peregrinos pisaron en días anteriores y que tantos otros lo harán en sucesivos. Una exigente cuesta nos acerca a Obanos, donde nos espera el señor de la zona, y señor del lugara donde nos dirigimos, Alaiz, un descubrimiento de esta temporada y terreno de perpetua investigación para nuestro amigo. Pasamos por sus calles recién amanecidas y todavía soñolientas, lo abandonamos dirigiéndonos a Eunate, siempre enigmático y misterioso nos saluda al pasar, continuamos camino y pasamos por Eneriz,  que al igual que Obanos todavía no ha despertado. Siguiendo el camino, al frente se recorta la silueta de Olcoz,  y a un lado su majestuosa torre medieval y al otro un caballereo templario, que a lomos de su bici otea el horizonte en busca de aventuras y en este caso de compañeros para la jornada. Justo antes de unirnos con él, tenemos que solventar una pequeña gran cuesta,  nos hace recordar que la última vez que la subimos uno de los componentes del grupo, pincho, y para no dejarlo solo, lo acompañamos con la bici en la mano, (benditos pinchazos, que bien vienen a veces).
Ya todos juntos, volvemos la vista al valle que con la llegada del canal ha cambiado su aspecto, en otro tiempo amarillo seco y hoy combinado con el verdor que el agua produce en los campos de maíz, que gritan, ¡ahora nos toca a nosotros¡.
Pasamos Muruarte de Reta, seccionado en su mitad por la vía del tren y también dormida. Tomamos un poco de altura y pasamos por las ruinas de lo que en otro tiempo fue el cuartel militar del Carrascal hoy desolado testigo del paso del tiempo.
Pasamos la carretera y nos encaminamos a las rocas donde los hombre araña hacen sus pinitos pegados milagrosamente a sus paredes, subiendo y bajando como si un poder dotase sus manos y pies para avanzar olvidando la verticalidad. Como si de la cueva de Ali-Baba se tratase milagrosamente las rocas se abren mostrándonos el camino por donde progresar. El comienzo es un poco desagradable, con bastante pendiente y mucho cascajo suelto, y aquí es donde aparece un personajillo que durante todo el camino ha hecho tímidas apariciones y que ahora se manifiesta en todo su esplendor y es el “Pitufo gruñón” (todos los días no son iguales y hoy uno de nuestros amigos esta protestón, protestón y mas protestón, pero tengo que reconocer que con cierta gracia), nuestro amigo comenta que, que necesidad tenemos de subir por ahí, si encima el ya conoce el sitio a donde vamos ( es la segunda vez que va), unos Km mas arriba caen unas tímidas gotas de agua, tan tímidas que solo uno de los que subimos( “Cañerías” como no, por deformación profesional), se percata de ello y el pitufo gruñón comenta si hay algún refugio mas arriba donde guarecernos, miramos al cielo, le miramos a él y sin mas continuamos. La pendiente es mantenida y prolongada (varios Km), me quedo con el y le voy animando, a lo que el solo refunfuña ¿cuanto queda? Y repite cada poco, intento distraerle al ver que la cima a la que nos dirigimos esta totalmente cubierta de niebla (y para que adelantarle nada ya lo vera cuando lleguemos).Yo sigo con mis palabras de animo y en un momento le digo.
- Venga que ya falta poco para llegar a las hayas-
A lo que él me contesta.
-A mi la única madera que me gusta es la de la barra del bar y con un buen almuerzo.
No pudiéndolo evitar me parto de risa (con la considerable perdida de fuerzas que supone eso en una subida). Metiéndonos cada vez más en la niebla me abstraigo al volver la vista sobre el pequeño valle que nos acompaña y ver como unos rayos de sol atraviesan la nube y hacen brillar  un campo que descansa abajo, como si de un gran tesoro se tratase, resaltando su contorno dorado y haciendo de la paja, oro. Ya de nuevo en el camino dejamos los pinos y nos reciben las hayas, las nubes se entrelazan con ellas, confiriéndoles un halo misterioso, que es lo único que les faltaba para ser el marco de cualquier cuento de hadas o de las mil películas que nos hacen pensar, si el paisaje es real o inventado, sitios así existen y sorprende mas cuando te los encuentras sin esperar
Refugiados bajo sus hojas de las gotitas que las nubes nos lanzan para refrescarnos (mas que gotas, que dice nuestro pitufo gruñón), nos sentamos a reponer fuerzas, esto calma un poco los ánimos, y es que un bocata de Turbo-anchoas calma a cualquiera, al volver la cabeza una de las veces me parece descubrir una familia de gnomos, que curiosos, nos contemplan tras un árbol, fue un segundo, seguro que fue mi imaginación.
Retomamos el camino por una senda, que misteriosa, nos adentra en la espesura. Un cable de acero nos corta el camino, ése es el lugar donde nos apeamos y sujetos como podemos a nuestras bicis, descendemos una empinadísima pendiente, donde hasta las cabras montesas, tendrían problemas para mantenerse (afortunadamente voy el primero y no oigo los comentarios que seguro resuenan por atrás).La seda es estrecha, tanto, que los arboles al salir ha saludarnos nos interrumpen la trazada y convierten el recorrido en una prueba de eslalon.
Unos cuantos metros de bonita senda mas adelante, se abre un claro, donde nos reagrupamos  e intercambiamos incidentes, “El mecánico de guardia” en un momento de la bajada se ha salido de la trazada y ha quedado atascado en unas matas de boj, teniendo que ser rescatado por la grúa para salir, la grúa era “Cañerías”, que tirando de la rueda trasera lo ha vuelto al recorrido.
“El veterano corredor”, comenta lo divertida que le ha resultado la senda oyendo como uno bajaba protestando y “Cañerías” delante cantando y diciéndole cada poco –vienes o que- (la verdad es que en la bici, somos un grupo curioso), estábamos comentando entre risas estas andanzas, cuando de un lado del claro  aparece- un gnomo, noooo un señor que iba de paso y que nos comenta que a oído nuestras risas, al vernos nos dice que se ve que estamos disfrutando de la mañana, el hombre continuo su camino y estábamos hablando cuando en estas “Cañerías”, tontamente se cae,¿ o no? Lo cierto es se levanta tan rápido que tenemos dudas de si realmente ha tocado el suelo, (cierto es que esa es una habilidad suya, la de caerse si que nadie le vea)
Proseguimos senda, que unas cuantas protestas mas tarde nos llevan ha un camino mas ancho que desemboca en un pequeño valle donde se encuentran las ruinas de un antiguo caserío, “El caserío de Alaiz”. La frondosa vegetación es hoy ocupa de lo que fue la casa y  de varios edificios, que creemos podían ser las cuadras. Viendo el entorno, nos ponemos en la piel de las gentes, que en aquellos tiempos vivían aquí, aislados de todo el mundo, y rodeados de paz, en  un lugar donde la naturaleza ha hecho más esfuerzos de lo normal para vestir este sitio de esplendor. En fin dejémonos de florituras, que en lo que llevo escribiendo me había dado tiempo para hacer la mitad del camino de Santiago  en bici, y como dice mi hijo, no exagero.
Continuamos por una pista que, a gran velocidad nos acerca a Gerendiain. El camino es muy rápido, tanto que según he oído, alguno ha estado apunto de crear una nueva ruta en una curva .Al llegar al pueblo, continuamos por una senda, que evitando el pueblo nos deja en el camino de Santiago (todos menos el pitufo gruñón que va por libre, y decide pasar por el medio del pueblo).Sube y baja, senda a senda, el camino nos va acercando a Tiebas, donde nos reciben las ruinas, de en otro tiempo palacio de Tiebas, residencia de antiguos reyes de Navarra, dinamitado por Espoz y Mina durante la guerra de la independencia y hoy sujeto con hilvanes para que en un alarde de ingeniería mental podamos imaginar como fue .
Atravesamos Tiebas, le comento a mi amigo que pasadas dos cuestas y ya todo será bajada hasta Puente, no dice nada, nadaaaaaa esto es de preocupar, con lo que ha protestado durante la mañana. En Muruarte, hacemos una parada y tras reponer líquidos “El pitufo gruñón “vuelve a ser el de siempre, con su fina chispa (imagino que tanto protestar se ha quedado relajado)
Y  ya a velocidad moderada, desandamos el camino, dejando “Al mecánico “en Olcoz y a “El veterano corredor” cerca de Obanos. Se que uno estará pensando, no has contado lo de Eneriz, pero como siempre me dicen que cuento mi versión, de cualquier manera es lo de siempre, Pablo llego segundo
Ya solo tres mosqueteros entramos por la calle Crucifijo, haciendo una parada en el txoco de “Cañerías” y comenzando a narrar las andanzas del día hoy, que especialmente, tan buenas sensaciones nos dejan. Después de dejar a “Cañerías”, “Turbo-anchoas” y yo continuamos por la calle Mayor y con las paradas contando el día, casi no llegamos a casa. Y como esto ha sido tan largo, ni me despido, bueno eso si que sino seria una falta de educación (veis, hasta con esto me enrollo).
  
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